BIZCOCHO DE CASTAÑAS Y CHOCOLATE
Este bizcocho es una opción fantástica para no complicarnos mucho la vida en Nochebuena y la última receta del blog de este año.
Con ella me despido...pero sólo hasta el año que viene no os asustéis.
Es un postre muy fácil que podemos hacer con 1 o 2 días de antelación y perfecto para acompañar una velada en familia mientras esperamos la llegada en mi casa de Olentzero, en otras de Papa Noel, el Tió de Nadal en Catalunya, el Esteru en Cantabria, el Apalpador o Pandigueiro en Galicia o el L´Anguleru en Asturias.
Y si nos sobra un trocito lo podemos dejar al pie del árbol junto con un vaso de leche para que nuestro amigo reponga fuerzas y pueda continuar repartiendo regalos.
Nunca había hecho nada con castañas. Soy una enamorada total, en mi casa siempre se han consumido en esta época porque mis abuelos siempre han tenido castaños y mientras mi abuelo ha podido recogerlas, siempre me guardaban unas cuantas porque sabían que las devoro.
Ahora que mi abuela no está y que mi abuelo ya no puede hacer prácticamente nada no tengo ese privilegio, pero las sigo comprando porque me traen muy buenos recuerdos. Por eso cuando encontré esta receta me decidí a hacerla y además tiene otro punto a su favor: ¡chocolate! Cómo puede estar malo algo que une mis dos cosas favoritas: castañas y chocolate jajaja.
Me sorprendió gratamente porque el resultado es un bizcocho suave, esponjoso, con una textura ligera y nada empalagoso. Si además decides decorarlo como en mi caso con cacao y frutos rojos, el resultado es un bizcocho de muerte lenta.
La receta original la podéis encontrar en el blog de kanela y limón pero ya sabéis que yo siempre tuneo las recetas y ésta no iba a ser menos.
Utilicé 150 gr. de chocolate negro, 200 gr. de margarina a temperatura ambiente, 25 ml. de sirope de agave, 3 huevos M a temperatura ambiente, 100 ml. de leche de arroz, 15 gr. de levadura química/impulsor, 1 pizca de sal, 100 gr. de castañas cocidas, premezcla casera para repostería sin gluten (80 gr. de almidón de maíz, 60 gr. de harina de arroz, 60 gr. de fécula de mandioca y 2 gr. de goma xantana), cacao en polvo para espolvorear por encima, frutos rojos frescos o congelados para adornar.
El primer paso, como de costumbre, es precalentar el horno a 180º.
Yo compré las castañas ya cocidas porque soy muy vaga y quería ahorrar tiempo, pero las podéis cocer vosotr@s mism@s en agua.
Una vez cocidas las pelamos y las trituramos junto con la leche hasta formar un puré. Reservamos.
Fundimos el chocolate o bien al baño María o en el microondas (a golpecitos de 30" para que no se nos queme) y dejamos templar.
En un bol ponemos la margarina troceada junto con el sirope de agave y batimos con las varillas a velocidad alta hasta que consigamos una mezcla cremosa y muy suave. Cuanto más suave nos quede más esponjoso será el bizcocho.
Vamos añadiendo los huevos uno a uno.
Al echar los huevos puede parecer que la masa se nos corta, no es así, pero podemos echarle 1 o 2 cucharadas de harina de la que está incluida en la receta para corregirlo y evitar que la margarina no emulsione bien y nos queden grumos.
Vertemos ahora el chocolate fundido que ya estará templado y seguimos batiendo. El chocolate no debe de echarse caliente porque si no va a cuajar el huevo que lleva la masa.
Después del chocolate agregamos el puré de castañas que teníamos reservado y volvemos a batir hasta que todo esté integrado.
Ahora agregamos la sal y la levadura junto con la mezcla de harinas tamizadas e incorporamos a la masa con cuidado ayudándonos de una espátula o una cuchara de madera.
No tenemos que batir para no perder la cremosidad de la masa.
Engrasamos y enharinamos un molde y vertemos la masa.
Horneamos durante unos 35-40 minutos a 180º. A los 10 minutos de horneado tapamos el bizcocho para que no se nos queme la parte de arriba.
Cuando el bizcocho esté cocido dejamos reposar dentro del horno con la puerta abierta 15 minutos.
Sacamos y sin desmoldar dejamos reposar sobre una rejilla hasta que se haya templado.
Una vez templado, desmoldamos y dejamos enfriar del todo poniéndolo de nuevo sobre la rejilla.
Por último, espolvoreamos con un poco de cacao y adornamos con unos frutos rojos.
Nos queda un bizcocho que es una auténtica delicia y que volará del plato, así que yo que vosotr@s lo guardaría a buen recaudo si queréis catarlo jeje.
On egin.
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