HOGAZA DE PAN CON MASA MADRE

* SIN GLUTEN * SIN LECHE * SIN AZÚCAR AÑADIDO

Muy buenos miércoles!! Hoy será mi última receta en el blog antes de tomarme un descanso veraniego, pero tranquilidad, que en septiembre estoy de vuelta con más cosas ricas.

Llevar un blog y subir una receta cada semana supone bastante tiempo. No se trata sólo de editarla, de ponerla bonita y hacer las fotos sino de cocinar y hacer pruebas hasta dar con algo que merezca la pena enseñaros.

Todo esto me quita bastante tiempo de estar con las miniflaneras y ahora  que están de vacaciones quiero aprovecharlas con ellas antes de que entren en la adolescencia y empiecen a pasar olímpicamente de su mami. 

De todas formas y para que no me echéis mucho de menos seguiré dando señales de vida en las redes sociales recordándoos algunas de las mejores recetas compartidas durante este último año.

Para despedirme temporalmente de vosotros os voy a enseñar una receta de pan que he hecho con masa madre. 

Como es un poco larga os voy a poner primero como se hace este pan y luego más abajo os chivo como he hecho la masa madre de arroz.

Para hacer esta hogaza necesitamos 120 gr. de masa madre de arroz, 400 ml. de agua templada, 40 gr. de AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra), 380 gr. de preparado panificable Proceli, 30 gr. de harina de arroz integral, 30 gr. harina de trigo sarraceno, 1 cda. de sirope de agave, 1 chorrito de vinagre de manzana, 1 gr. de levadura seca de panadería y 1 gr. de levadura de postre (impulsor químico o polvo de hornear).

Yo lo hice con una amasadora de varillas. Ponemos en un bol por este orden el agua templada, el sirope de agave, el AOVE, la masa madre, el vinagre de manzana, el preparado panificable, la harina de arroz y la de trigo sarraceno y las levaduras. Amasamos durante 15 minutos.

Cuando tengamos ya una masa que se despega de los bordes del bol la vamos a dejar levar durante una hora tapada con un paño húmedo en el mismo recipiente en que la hemos amasado.

Pasada la hora, espolvoreamos la encimera con harina de arroz para que la masa no se nos pegue a la superficie y amasamos a mano unos minutos para desgasificar la masa.

Seguido damos forma redonda al pan y ponemos nuestra masa en un molde redondo de horno.

En este mismo molde vamos a dejarla reposar otra media hora para que de nuevo aumente su tamaño y otra vez la tapamos con un paño.

Mientras hacemos este segundo levado, vamos a ir precalentando el horno a 220º con calor arriba y abajo y vamos a poner un recipiente metálico vacío en la parte inferior para que se vaya calentando.

Cuando la masa haya vuelto a crecer, después de una media hora aproximadamente, metemos el molde con el pan en el horno y acto seguido vertemos un vaso de agua dentro del recipiente metálico que teníamos dentro para generar una nube de vapor y rápidamente cerramos el horno.

Este vapor hará que nuestro pan tenga una corteza muy crujiente.

Vamos a hornear el pan con el recipiente metálico con agua durante 10 minutos a 220º con calor arriba y abajo.

Pasados los 10 minutos, sacamos el recipiente con agua y bajamos la temperatura a 200º durante 35 minutos o hasta que al golpear el pan por debajo suene a hueco.

Luego sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Si vemos que la corteza está ya muy dorada, podemos cubrirlo con un papel de aluminio mientras termina de cocerse.

Este pan ya veis que no tiene más complicación que la de hacer la masa madre que os voy a explicar a continuación.

Yo seguí las instrucciones de naturalsingluten y para ser la primera vez que la hacía la verdad es que me salió bastante bien.

Es un proceso de varios días, así que hay que tomárselo con paciencia y sobre todo no olvidarnos de dar de comer a nuestro monstruito.


MASA MADRE DE ARROZ

Vamos a necesitar un bote de cristal, 150 gr. de harina de arroz integral, harina blanca de arroz y agua.

Día 1:

Triturar en un robot de cocina o un molinillo de café 150 gr. de arroz integral. Tiene que quedar lo más fino posible. También podemos comprar la harina de arroz integral ya hecha.

Echamos en el bote de cristal  la harina de arroz integral y un par de dedos de harina blanca de arroz y añadimos la misma cantidad de agua que tenemos de harinas. Mezclamos.

Tapamos el bote y lo dejamos reposar en un lugar de la cocina templado y con no mucha luz. Yo lo guardé dentro de un armario.

Día 2:

Cuando hayan pasado 24 horas abrimos el bote. Si el agua se ha separado de las harinas lo removemos para que se mezclen bien.

Retiramos la mitad de la mezcla del bote y echamos de nuevo harina blanca de arroz y agua a partes iguales hasta alcanzar el mismo nivel que tenía la mezcla antes de retirar la mitad (le damos de comer al monstruo).

Removemos todo bien para integrar el agua y la harina nuevas con las del día anterior, volvemos a cerrar el bote y lo guardamos hasta el día siguiente.


Días 3 y 4:

Hacemos lo mismo que el día 2: retiramos la mitad de la mezcla y añadimos harina de arroz y agua a partes iguales. 

El día 3 ya debería de haber alguna burbujita, un olor ácido y al abrir el bote debiéramos de oír un ruido parecido a cuando abrimos un bote de conservas envasado al vacío que está provocado por el gas que la levadura está generando durante la fermentación.


Día 5:

Si hay bastantes burbujas, el olor ácido es más intenso y al abrir el bote sigue haciendo ruido, la masa madre estará lista para usar o para guardar tapada en la nevera, en el mismo bote que hemos usado para hacerla.

Si no hay todavía burbujas debemos repetir el ciclo de refresco y reposo un día o dos más.

Si decidimos guardarla, cuando la vayamos a usar, hay que activarla, es decir tenemos que darle de comer para que vuelva a ponerse en marcha.

Las masas madres duran meses incluso años bien guardadas en la nevera. Os recomiendo etiquetarla correctamente para que sepamos en todo momento de qué es y cuando la hemos hecho.

Y ahora sí, me despido de vosotr@s hasta septiembre. Que paséis un buen verano.

On egin.

Comentarios

  1. El pan de masa madre con queso es un deleite para los sentidos. La combinación de la textura crujiente del pan y la cremosidad del queso crea una experiencia gastronómica verdaderamente irresistible.

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